Eran las 2 de la tarde cuando lo encontré, el cadáver estaba tirado en el suelo de la sala de estar y mi esposa sollozando a su lado, me quedé mudo.
El cuerpo de la amiga de Anne tenía una pistola a su izquierda, cerca de su cabeza. La policía supuso que fue un suicidio, entonces lo dejamos así, sin hacer ni decir nada.
Recuerdo eso como si fuera ayer, a pesar de haber sido hace 2 meses. Mi esposa me había llamado, estaba tan…asustada. Ella me gritó: “¡William, vení rápido por favor! Por favor..por favor. ¡Ayuda!”. Yo me apuré como nunca.William, voy a salir.
Bueno, cuídate. Papá, ¿no querés que te acompañe?, hace mucho no salís…Menos sola. —– le contesté.
— No, gracias. —– me dijo, seca y rara.
Era la primera vez que salía después del incidente.
Luego del fallecimiento yo tuve que dejar mi trabajo, no soportaría subir un diario con esa noticia sabiendo la conexión que tenían mi esposa y ella.
A la madrugada…
La estuve esperando en la noche hasta que me dormí y, cuando desperté, ella ya estaba a mi lado.
— ¿A dónde fuiste? —– le pregunté, ya medio despavilado.
— Fui a comprar unas cosas y después me quedé en lo de mis papás, vine temprano para acá.
— ¿Temprano? ¿Qué hora es? —– Asustado, miré mi reloj. Eran las 12 del mediodía, un lunes.
— ¿Estás bien? —– parecía preocupada.
— Si, si..Es que hoy tenía una entrevista. Pienso dejar la fábrica, no es lo que yo quiero. Tampoco me animo a volver al periodismo.
— Pero ya hace 2 meses que pasó, podés volver.
— Igual, no estoy seguro de que era lo que quería.
— Bueno, quédate tranquilo. Le puedo pedir a mi mamá si te da algún trabajo, o al menos una idea, ¿te parece?
— Sí, gracias…Sigamos durmiendo un ratito, dale.
— Bueno. —– dijo entre risas.
A lo largo del día no pasó nada interesante.
A la mañana siguiente
Al otro día, mi esposa volvió a su rutina de antes y fue a la clínica. Yo me fui a la fábrica y, más tarde, a lo de mis padres.
— Ma, ¿de qué me ves trabajando?
— Y…no sé. Para mí te iba bien y te gustaba el periodismo. Trabajá de lo que a vos te guste, de chiquito querías ser detective.
— Gracias, lo voy a pensar
Tiempo después me encontré con Anne en un bar.
— Anne, estuve hablando con mi mamá y decidí que quiero ser detective.
— ¿Eh? —– Anne parecía confundida, lo entiendo, fue muy repentino.
— Sí. ¿A vos qué te parece?
— Bien, va, no sé. Es tu trabajo.
— Gracias.
A los pocos días
Un número me llama…
— Hola.
— ¿Hola? ¿Quién habla?
— Acabo de secuestrar a tus padres. Si no me das $500.000 no van a salir vivos de acá.
Corté, preocupado, fui a ver a mis padres. Estaban ahí, bien, tranquilos. Al verlos a salvo no pude evitar soltar unas lágrimas, supuse que fue una broma y hablé un rato con ellos.
Me quedé pensando… La voz de la llamada se me hacía conocida.
A la tarde, después de almorzar, fui a la policía y pedí rastrear el número. No dio resultado, la línea ya estaba de baja.
En medio de la madrugada…
— Hola, ¿estoy hablando con William Moretti?
— Sí. ¿Quién habla?
— La policía, necesitamos que venga lo antes posible a esta dirección, ¿tiene para escribir?
— Si, si, dígame.
Apenas terminó de dictar salí corriendo, esa dirección era la de Flor, la amiga fallecida de mi esposa.
Cuando llegué me dijeron que encontraron al nuevo dueño de esa casa muerto, también con una pistola cerca de su cabeza, justo a la izquierda.
Después de revisar toda la casa, encontré un papel que daba algún tipo de indicaciones, algo que tenía que decir… Era él quien me llamó con esa amenaza hacia mis padres, pero si tenía indicaciones significaba que quizá estaba siendo obligado. Hasta tenía anotado el número que iba a llamar, y era claramente el mío. Con ese señor hablé una sola vez en mi vida, fue cuando la familia de Flor le vendió la casa.
Seguí buscando y encontré más papeles con amenazas hacia él o que él tenía que cumplir, si no lo hacía lo…asesinaban.
Me quedé un rato afuera, pensando, esperando algo o alguien que me ayude a descubrir a esa persona.
Al siguiente día
Anne ya había salido cuando me levanté.
Cuando prendí la tele, escuché gritos afuera, no pude reconocer si eran de dolor o auxilio, aún así, salí, había un cuerpo que no conocía, pero estaba muerto. A su lado había una nota la cual decía: “Dejá de buscarme”. Supongo que era para mí. Investigué alrededor y nada, la letra se me hacía conocida de algún lado, pero no podía recordar con claridad.
Días más tarde…
Noté a mi esposa muy preocupada y le pregunté si le pasaba algo.
— Will, todo esto me causa tanta angustia, me da miedo lo que te pueda ocurrir.
— No pasa nada, yo sé cuidarme y te voy a cuidar a vos también. —– respondí, acercándome para abrazarla.
Decidí llevarla a un psicólogo, así se calmaba.
Al pasar las semanas seguía habiendo casos, siempre la misma notita al lado del cadáver, aunque por suerte mi esposa estaba mejor.
Estuve investigando la gente cercana a la última persona que asesinaron y, aún no descubrí nada.
Pasaron como 3 sesiones en el psicólogo desde que empecé a llevarla, ella siempre escribía lo que tenía para contar a su psicólogo y jamás me dejaba leerlo.
Ayer llamó el psicólogo y me dijo que necesitaba juntarse conmigo. A las 2 horas nos encontramos en un restaurante algo discreto. Él y yo charlamos un rato y me contó que mi novia sufría de un trastorno de personalidad que ella no sabía que lo tenía, leí las notas que escribía para su psicólogo y ahí fue cuando me di cuenta y supe que era la misma letra. Mi esposa no tardó en clavarme un cuchillo por la espalda, y los pocos minutos que tuve conciencia, ví como lloraba y me decía que me amaba.
Autora: xxxxxxxxxxxxxxxx